1 Cebolla
2 Dientes de ajo
1 Guindilla
1 Guindilla
Tomate
frito
Harina
Sal
Pimienta
negra
Limón
Aceite de
oliva
Vino blanco
Vino blanco
Una
sencilla receta para preparar unos mejillones picantes y sin necesidad de
recurrir a las socorridas latas, de esta forma vas a sorprender a tus invitados
que van a chuparse los dedos y no digo nada de la salsa que esta pá mojar pan,
el grado de picante lo adaptamos a nuestro gusto.
Se
pueden preparar durante todo el año, ya que los mejillones provienen de cultivo
y en esta ocasión para cocerlos no le quitaremos las barbas, eso lo dejaremos
para cuando estén fríos y será más fácil, tan solo los limpiaremos por fuera
con abundante agua fría.
Los
ponemos al fuego en una olla sin agua, agregamos el limón cortado en trozos,
los dientes de ajo machacados, pimienta molida y un vaso de vino blanco.
Removemos
todo, tapamos y dejamos que se vayan abriendo, hay que ir removiendo de vez en
cuando, no dejando que estén mucho tiempo ya que se encogerían bastante, así
que cuando veamos que están abiertos los retiramos del fuego y desechamos los
que no estén abiertos.
Con
cuidado de no quemarnos, vamos retirando las conchas y reservamos la carne del
mejillón en un recipiente, colamos todo el caldo y cubrimos los mejillones para que no se nos sequen.
Ahora
prepararemos la salsa, cortamos la cebolla finamente y los ajos y en una
cazuela con aceite de oliva pochamos junto con la cayena hasta dorar la cebolla,
aquí es donde vamos a tener cuidado porque cuanto más tiempo la dejemos mas
picante nos saldrá la salsa, así que lo mejor es dejarla unos minutos y
retirarla, si luego no es del agrado que queréis podéis arreglarlo añadiendo un
poco de tabasco o cualquier otra salsa picante.
Añadimos
ahora una cucharadita de harina y cocinamos muy bien removiendo sin parar, así
no nos quedará luego sabor a harina cruda.
Incorporamos
seguidamente la salsa de tomate frito y removemos unos minutos.
A
continuación vamos agregando el caldo de los mejillones poco a poco hasta
conseguir una salsa que no esté muy espesa, si te quedas sin caldo puedes
añadir un poco de agua, dejamos reducir y comprobamos de sal, luego pasamos la
batidora para conseguir una textura fina, no muy espesa.
Añadimos
los mejillones y con cuidado de no romperlos, removemos en la salsa.
Dejamos
que se cocinen unos momentos, no mucho porque ya están cocidos y ahora comprobamos de nuevo el grado de picante,
conviene que estén picantitos pues así es la receta, si nos hemos quedado
cortos añadimos unas gotas de cualquier salsa picante.
Y
ya sabéis, como todo buen guiso hay que dejar que los mejillones reposen para que tomen todo el
sabor de la salsa, luego los puedes volver a calentar o bien servirlos fríos.
A disfrutarlos! Mejores que los de latas, sin ninguna duda.
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