Los ingredientes
necesarios:
1 Kg. Caracoles (Cabrillas)
1 Tomate natural triturado 1Kg
3 Cebollas
Cominos
1 Hoja de laurel
Cayena
50 Gr. Almendras crudas con piel
Pimienta negra en granos
Sal
Aceite de oliva
1 Tomate natural triturado 1Kg
3 Cebollas
Cominos
1 Hoja de laurel
Cayena
50 Gr. Almendras crudas con piel
Pimienta negra en granos
Sal
Aceite de oliva
Esta receta de cabrillas en salsa de tomate y almendras, las
hacia mi madre incluso con los caracoles pequeñitos, una delicia que hay que
comer con los dedos, para eso hay que engañarlos bien y así no tener que
utilizar el palillito.
Los caracoles se alimentan de las hierbas y plantas que
encuentran a su paso por el campo, que les proporcionan sabor y, a veces,
elementos nocivos para el hombre. De ahí, la necesidad de someterlos a un ayuno
durante unos días antes de consumirlos, en casa los poníamos en una caja de
plástico de las frutas, con pan y luego tapados con una red, aunque los que
encontramos hoy en los mercados son de criaderos o granjas, por lo que este
paso lo podemos pasar.
El primer paso es limpiar muy bien los caracoles con agua y sal frotándolos
unos contra otros con las manos, repetir este proceso varias veces hasta
conseguir eliminar el máximo de babas.
Después uno a uno los vais pasando a la olla con agua fría donde
los vamos a cocinar, observando previamente que los que andan, se mueven o
asoman los cuernos están vivos y los que no; hay que tirarlos a la basura,
puesto que están muertos.
A continuación los ponemos a fuego muy lento para que vayan
saliendo, no lo pongas desde el principio a fuego fuerte porque entonces no los
podrás engañar, cuando estén todos fuera poner el fuego fuerte y ya no se
volverán a esconder, dejar hervir aproximadamente unos 30 minutos.
Para la salsa ponemos el aceite en la cazuela, freímos las
almendras que como indico deben ser con piel, apartamos y dejamos enfriar en el
mortero para poderlas majar.
A continuación en ese mismo aceite refreímos los granos de
cominos, sin que lleguen a quemarse, ayudándonos de un colador y reservamos.
Añadimos en ese aceite la cebolla cortada en trocitos junto con
el laurel y la cayena, cuando estén bien frititas no quemaditas, echamos el
tomate natural triturado, refreímos todo junto, ponemos los granos de pimienta y
el comino que tenemos reservado, removiéndolo todo con cuidado para que no se
nos queme, comprobamos de sal.
Hay que tener cuidado en este punto porque el picante que
queramos darle a los caracoles dependerá de si ponemos la cayena con la cebolla
o la añadimos al final del refrito.
Aconsejo refreír un poco la cayena con la cebolla y apartarla,
luego cuando esta listo todo la añado o no según el grado de picante que tenga
en ese momento, ya sabes el refrán de “Caracoles sin picante, no hay quien los
aguante”.
A continuación añadimos los caracoles escurridos a la salsa,
seguimos rehogando, cuidado al remover para no romperlos.
Es entonces cuando se incorpora la almendra molida por encima de
los caracoles, removemos un poco y dejamos reposar, de este modo no se
asentarán en el fondo. Comprobamos de sal.
Normalmente los cocino de un día para otro, de esta manera el
caracol tomara mejor el sabor de la salsa.
3 comentarios:
No soy capaz de comer caracoles, pero tienen una pinta tan rica!!!!
Pues yo estuve en Mexico estas navidades pasadas y me ocurre lo mismo con los chapulines! pero aquí tenemos costumbre desde pequeños y nuestra cultura es de comer los caracoles, allí tienen la de comer los saltamontes y gusanos y en asia comen... bueno mejor no lo digo, jajajaja saludos
Tienen una pinta buenísima. Los haré a ver cómo me salen.
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